Duro golpe contra una fabulosa civilización
Jugada internacional para reconstruir a Iraq, país con numerosos retos en ese sentido desde que fuera invadida en 2003. Pero pocos lo recuerdan
Por MARÍA VICTORIA VALDÉS RODDA
Revista cubana, www.bohemia.cu
Falta apenas un mes y unos días. para que la humanidad progresista recuerde la invasión a Iraq hace 15 años atrás, el 20 de marzo, de parte de una coalición de países, encabezados por los Estados Unidos con el supuesto de que Sadam Husein tenía armas químicas. Ante aquella monstruosidad imperial injustificable, el politólogo Noam Chomsky, no pudo quedarse indiferente y llamó tal suceso como “el peor crimen de este siglo”. De allá a acá esa nación ha sido objetivo de tirios y troyanos.
En la Internet circula la noticia sobre un encuentro en Kuwait, liderado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). Se trata nada más y nada menos que una Conferencia internacional para la reconstrucción de la antigua Babilonia, con dos mil años de historia, la cual ha sido vapuleada por el grupo terrorista Estado Islámico (EI). La directora General de la entidad mundial, Audrey Azoulay se muestra optimista por cuanto espera que la cita permitirá evaluar las necesidades de Iraq para movilizar a toda la sociedad civil, el sector privado y el conjunto de los actores internacionales en la reconstrucción del país, según informó Prensa Latina.
Y por supuesto que se tratará de una buena nueva siempre y cuando todos los implicados logren un acuerdo favorable. Sin embargo, no debería verse este acontecimiento inmerso en una burbuja aislada y si en su contexto epocal, aunque parece que la desmemoria es consustancial con el ser humano o más precisamente de los círculos de poder: lo que los grandes medios de comunicación parecen haber olvidado es que el EI ha tenido un excelente maestro, confirmando ante el mundo en 2014 aquel refrán de que “el alumno supera al maestro”.
Sí, porque si ahora la Unesco lamenta la pérdida de sitios emblemáticos de la nación árabe no es solo a consecuencia del vandalismo de los yihadistas. Antes, en 2003, ya hubo saqueadores vestidos de marines, que una vez en tierra se obnubilaron con la riqueza arqueológica y museable de esta increíble civilización del Oriente Medio, la cual debería ser venerada, nunca saqueada. Nada que ver con amor al arte, por el contrario, fue por sed de dinero. La opinión pública presenció escandalizada como se robaba sin piedad en varios museos iraquíes así como en la Biblioteca Nacional.
No podía esperarse otra cosa al tomar en consideración la indiferencia con que las tropas invasoras identificaban “blancos” disparándole contra cualquiera que se les opusiera incluso en legítima defensa. Se cometieron asesinatos de hasta niños, mujeres y ancianos a sangre fría con el pretexto de que el pueblo iraquí protegía a las células de la resistencia, además se sucedieron decenas de casos de abuso y tortura de prisioneros encarcelados en la prisión de Abu Ghraib por el personal de la Compañía 372 de la Policía Militar de los Estados Unidos, agentes de la CIA y contratistas militares. Si se fue implacable con la población civil, qué quedaría para las cosas inanimadas como tallas, bustos, libros y otras reliquias religiosas. Hubo de todo; desde acciones individuales de algunos “forajidos” como del ejército al arrollar contra los monumentos en su camino
En esa fecha se señaló a la administración de George W. Bush como la responsable de tamaño desenfreno. En su momento, la Unesco también le advirtió a Estados Unidos que con el daño de piezas irreemplazables a causa de las bombas y los cohetes teledirigidos se violaba flagrantemente la Convención de La Haya de 1954 que protege los tesoros en tiempo de guerra, adoptada en reacción al saqueo de los nazis en la Europa ocupada durante la Segunda Guerra Mundial.
antes de la invasión a Iraq se efectuó una reunión en el Pentágono con representantes del Consejo de los Estados Unidos sobre la Política Cultural, grupo de gran influencia para los ricos coleccionistas y comerciantes de arte, que tenían como propósito relajar las prohibiciones para la exportación de tesoros culturales. Cómo creer entonces en la inocencia de las autoridades estadounidenses
Se estima que el 80 por ciento de los 170 mil objetos almacenados en el Museo Nacional de Antigüedades en Bagdad fueron robados o destruidos a partir de la ocupación militar de la ciudad. Este sitio resguardaba y exhibía piezas únicas de las antiguas civilizaciones de Mesopotamia, Sumeria, Akadia, Babilonia, Asiria y Caldea. Asimismo se protegían contra el tiempo objetos de Persia, la Antigua Grecia, el Imperio Romano y varias dinastías Árabes.
O sea, lo que con tanto esmero fue cuidado y preservado por espacio de muchos siglos, en apenas unos días de invasión desaparecía para ser introducido en el entramado internacional del mercado negro del arte, que muchas veces sustenta la avaricia de los “Jefes” que comandan las transnacionales y los ejércitos del mundo occidental, enviados a restaurar la “democracia” a la redonda del orbe. Tan temprano como el 6 de abril de 2003, el periódico escocés Sunday Herald daba a conocer que antes de la invasión a Iraq se efectuó una reunión en el Pentágono con representantes del Consejo de los Estados Unidos sobre la Política Cultural, grupo de gran influencia para los ricos coleccionistas y comerciantes de arte, que tenían como propósito relajar las prohibiciones para la exportación de tesoros culturales.
Cómo creer entonces en la inocencia de las autoridades estadounidenses, las que dijeron no tener nada que ver con esos actos vandálicos. Se acusa ahora al EI de destruir los monumentos de Bagdad y Mosul, y eso está muy bien, pero solo es parte de la verdad; falta -y debería haberlo- algún pronunciamiento sobre el absoluto silencio acerca de los crímenes de Guerra de 15 años atrás.
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