Distinguir a quienes pretenden dividir el país
Las demandas legítimas del pueblo persa no deben confundirse con los actos vandálicos, atizados desde el exterior
Por MARÍA VICTORIA VALDÉS RODDA
Revista cubana www.bohemia.cu
Cuba siempre ha respetado la soberanía de Irán, una de las naciones del Tercer Mundo que con mayor energía ha desafiado a Estados Unidos. De modo que es importante difundir cómo el representante permanente persa ante la ONU, Gholamali Khoshroo, denunció ante el Consejo de Seguridad la injerencia yanqui en sus asuntos internos, al instigar a la violencia en esa nación. Y como era de esperarse los grandes medios de comunicación occidentales colocaron las causas de estas movilizaciones populares en el aumento del precio del pollo o los huevos. Pero ninguno se refiere a los millones de ciudadanos iraníes que han salido a esas mismas calles a respaldar a su Gobierno, y condenar la violencia y el vandalismo de algunos de sus compatriotas.
De ahí que las máximas autoridades del país hayan colocado el punto en la i sobre el factor externo. Elementos foráneos o pagados por los enemigos de Teherán intentan nuevamente desestabilizar la República islámica de Irán y por ende destruir su legado como fuerza económica, política y militar en Oriente Medio. El pasado año los iraníes fueron convocados a las urnas, a la que asistieron masivamente para reelegir al actual mandatario Hasan Rouhaní, quien durante su campaña electoral había hecho un llamado a la confianza nacional debido al acuerdo sobre el programa nuclear, firmado en 2015 con las potencias mundiales.
Solo que las cosas requieren de sedimento y tiempo para que puedan desenvolverse en todo su esplendor. Sin obviar la realidad de un 10 por ciento de inflación y de un 12 por ciento de desempleo juvenil, el mandatario iraní reconoció el derecho del pueblo a expresar su opinión al tiempo que conminaba a la paz. “Irán es una nación libre y, según las leyes constitucionales, el pueblo tiene derecho a expresar su crítica y su protesta, pero la finalidad debe ser una mejora de la situación del país y de la vida de la población”, destacó en su llamado al pueblo. Asimismo requirió distinguir entre las verdaderas voces que se manifiestan contra la situación económica de forma pacífica y las voces que buscan dividir el país y sumergirlo en un caos total.
La mano peluda del imperio
El Plan Integral de Acción Conjunto firmado entre Irán y el Sexteto de potencias mundiales (Estados Unidos, Rusia, China, Francia, Reino Unido y Alemania), por el que la República Islámica se comprometió a limitar su programa nuclear a cambio de que se le levantaran las sanciones internacionales, abrió la posibilidad de una bonanza real de cara a un futuro inmediato, es decir este 2018. Pero en el escenario actual, activistas al servicio imperial están atizando el fuego para crear una crisis interna.
¿A quién le conviene tal panorama? Con el acceso de Donald Trump a la presidencia yanqui todo lo alcanzado con Obama fue borrado de un plumazo. En su habitual postura bravucona declaró que a Irán había que pararlo en seco; para ello utilizó sus controvertidos tuites y hasta un comunicado oficial de la Casa Blanca donde se recalca sin remilgos de conciencia que “es hora de que el mundo entero se una a nosotros para exigir que el Gobierno de Irán acabe con su búsqueda de la muerte y la destrucción. Nos centraremos en neutralizar al Gobierno de Irán, desestabilizando su influencia. Cerraremos todos los caminos”.
Más claro ni el agua. El imperio, por supuesto, obvia y desconoce la contribución de Irán a la derrota de los grupos terroristas en Siria e Irak y que las banderas por la causa palestina sigan firmes. También intenta castigar a lo hecho por ese país en lo político y comercial para que China y Rusia se posicionen cada vez con mayor protagonismo en la palestra mundial.
Con conocimiento de causa, el líder de la Revolución islámica, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, denunció que los enemigos de Irán han intentado durante años atacar a su nación y a la Revolución islámica, pero han fracasado en sus intentos. Sostiene además lo ya sabido: que, principalmente Estados Unidos e Israel, alientan el caos en Irán.
Revista cubana www.bohemia.cu
Cuba siempre ha respetado la soberanía de Irán, una de las naciones del Tercer Mundo que con mayor energía ha desafiado a Estados Unidos. De modo que es importante difundir cómo el representante permanente persa ante la ONU, Gholamali Khoshroo, denunció ante el Consejo de Seguridad la injerencia yanqui en sus asuntos internos, al instigar a la violencia en esa nación. Y como era de esperarse los grandes medios de comunicación occidentales colocaron las causas de estas movilizaciones populares en el aumento del precio del pollo o los huevos. Pero ninguno se refiere a los millones de ciudadanos iraníes que han salido a esas mismas calles a respaldar a su Gobierno, y condenar la violencia y el vandalismo de algunos de sus compatriotas.
De ahí que las máximas autoridades del país hayan colocado el punto en la i sobre el factor externo. Elementos foráneos o pagados por los enemigos de Teherán intentan nuevamente desestabilizar la República islámica de Irán y por ende destruir su legado como fuerza económica, política y militar en Oriente Medio. El pasado año los iraníes fueron convocados a las urnas, a la que asistieron masivamente para reelegir al actual mandatario Hasan Rouhaní, quien durante su campaña electoral había hecho un llamado a la confianza nacional debido al acuerdo sobre el programa nuclear, firmado en 2015 con las potencias mundiales.
Solo que las cosas requieren de sedimento y tiempo para que puedan desenvolverse en todo su esplendor. Sin obviar la realidad de un 10 por ciento de inflación y de un 12 por ciento de desempleo juvenil, el mandatario iraní reconoció el derecho del pueblo a expresar su opinión al tiempo que conminaba a la paz. “Irán es una nación libre y, según las leyes constitucionales, el pueblo tiene derecho a expresar su crítica y su protesta, pero la finalidad debe ser una mejora de la situación del país y de la vida de la población”, destacó en su llamado al pueblo. Asimismo requirió distinguir entre las verdaderas voces que se manifiestan contra la situación económica de forma pacífica y las voces que buscan dividir el país y sumergirlo en un caos total.
La mano peluda del imperio
El Plan Integral de Acción Conjunto firmado entre Irán y el Sexteto de potencias mundiales (Estados Unidos, Rusia, China, Francia, Reino Unido y Alemania), por el que la República Islámica se comprometió a limitar su programa nuclear a cambio de que se le levantaran las sanciones internacionales, abrió la posibilidad de una bonanza real de cara a un futuro inmediato, es decir este 2018. Pero en el escenario actual, activistas al servicio imperial están atizando el fuego para crear una crisis interna.
¿A quién le conviene tal panorama? Con el acceso de Donald Trump a la presidencia yanqui todo lo alcanzado con Obama fue borrado de un plumazo. En su habitual postura bravucona declaró que a Irán había que pararlo en seco; para ello utilizó sus controvertidos tuites y hasta un comunicado oficial de la Casa Blanca donde se recalca sin remilgos de conciencia que “es hora de que el mundo entero se una a nosotros para exigir que el Gobierno de Irán acabe con su búsqueda de la muerte y la destrucción. Nos centraremos en neutralizar al Gobierno de Irán, desestabilizando su influencia. Cerraremos todos los caminos”.
Más claro ni el agua. El imperio, por supuesto, obvia y desconoce la contribución de Irán a la derrota de los grupos terroristas en Siria e Irak y que las banderas por la causa palestina sigan firmes. También intenta castigar a lo hecho por ese país en lo político y comercial para que China y Rusia se posicionen cada vez con mayor protagonismo en la palestra mundial.
Con conocimiento de causa, el líder de la Revolución islámica, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, denunció que los enemigos de Irán han intentado durante años atacar a su nación y a la Revolución islámica, pero han fracasado en sus intentos. Sostiene además lo ya sabido: que, principalmente Estados Unidos e Israel, alientan el caos en Irán.
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