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Las 12ª elecciones presidenciales están cerca, y cuentan con el aval del Consejo de Guardianes de la Constitución.
Por MARÍA VICTORIA VALDÉS RODDA
Restan pocos días para que la República Islámica de Irán tenga nuevos comicios presidenciales, los cuales redundarán en la soberanía ganada en 1979 cuando rompió las cadenas que lo ataban al imperialismo por intermedio del servilismo de Mohammad Reza Pahlevi, último Sha de la antigua Persia, para comenzar un camino independiente y solidario con las causas justas del mundo, en particular las de Medio Oriente, como el derecho del pueblo palestino a una Patria.
Para esta contienda electoral del 19 de mayo hay una lista de candidatos entre los que sobresalen, el actual mandatario, Hasan Rohani, quien aspira a reelegirse y quien goza de una amplia simpatía popular dados los altos niveles alcanzados por la economía iraní, así como por haber sido uno de los principales artífices del acuerdo nuclear con las potencias occidentales, China y Estados Unidos, el cual redujo el peso de las sanciones que estrangulaban el país y dio inicio a una apertura de Irán al mundo, una medida apoyada por una gran parte de la población.
Su candidatura es avalada por muchos de los líderes religiosos iraníes quienes califican a Rohaní como una excelente propuesta ideológica. Sin embargo, este voto de los guías espirituales no es homogénea ya que algunos se decantan por el radicalismo del ex presidente Mahmoud Ahmadinejad, hombre sumamente competente pero con un lenguaje un tanto extremo según consideraciones de analistas occidentales, pero que tuvo un amplio respaldo interno durante su gestión a partir de su antimperialismo y su antisionismo. Y precisamente esa condición es la que lo avala ante el electorado nacional en tiempos de suma beligerancia de la actual Casa Blanca.
Habría que ver si la militancia de Ahmadinejad es lo suficientemente contundente como para seducir al electorado joven de las ciudades, el que aspira a un mejor nivel de vida, a lograr y mantener estabilidad económica y poder acercarse más e interactuar con el resto del mundo. Aristas garantizadas por Rohani en su desenvolvimiento al frente de la nación persa, a pesar de un considerable por ciento de desempleo, en particular el juvenil.
Ahmadineyad es doctor en Ingeniería de transportes y Planificación urbanística, ocupó la Presidencia durante dos términos, de 2005 a 2013, precedido por Mohamed Jatamí y más tarde sucedido por Hasán Rohaní. En Irán representa al hombre de origen humilde que triunfa en lo más alto, lo que le confiere un importante apoyo popular, y se le recuerdan éxitos económicos como el recorte en subsidios, que facilitó cierto crecimiento. Sin embrago, los expertos señalan a el actual presidente de 68 años, Hasan Rohani como el favorito para ganar las elecciones de mayo, aunque como todo proceso vivo en estas elecciones también pudiera haber sorpresas.
Rohaní sobresale por su moderación y voluntad de diálogo con Occidente. Pero para Fuaz Izadi, profesor de Estudios Internacionales de la Universidad de Teherán, esto no es suficiente. El analista manifiesta que “generalmente, en Irán, si aparece un líder que hace concesiones a los estadounidenses, como Jatamí, y estos no responden satisfactoriamente, como entonces lo hizo Bush, el siguiente que viene será un Ahmadineyad. Ahora nos encontramos con esta misma situación. Rohaní ha hecho concesiones, pero si no hay una transacción, si la gente no ve el resultado de este esfuerzo, los beneficios del acuerdo, hay un problema”.
Otro de los candidatos de la liza es Ebrahim Raisi, un discreto ex procurador general de Irán de 56 años, clérigo conservador, y según los grandes medios extranjeros el confidente del Ayatolá Ali Khamenei. Este candidato cuenta con el apoyo de varios líderes religiosos del país, pero en su contra se levanta el que carece de experiencia estratégica si bien es considerado un político honesto, algo sumamente valorado dadas repetidas denuncias de corrupción de cierto sector influyente en el quehacer nacional. Se manifiesta en la televisión y la radio estatales como amigo de los pobres.
Para la cadena noticiosa Detusche Welle, Raisi es el líder de la poderosa fundación Astan Quds Razavi, responsable de cuidar del santuario del Imam Reza, un lugar sagrado del chiismo, desde 2016, y su posición entre los conservadores es tan fuerte que incluso algunos lo consideran un posible sucesor para Khamenei.
Similar postura por una mayor transparencia de la gestión gubernamental la tenemos en otro de los candidatos: Esaq Jahngiri. A esa lista se les añaden: Mostafa Hashemitaba, Mostafa MirSalim y Mohammad Bagher Qalibaf, todos sin gran número de seguidores. Pero de ese universo el que más apoyo genera en las redes sociales es Qalibaf, quien cuenta con el respaldo casi generalizado de la población de Teherán, la capital, no obstante, fuentes consultadas sugieren que no tiene grandes posibilidades aun con el despliegue de publicidad a su favor.
Todos los aspirantes fueron aprobados por el Ayatolá Ali Khamenei, máximo líder de Irán, y por el Consejo de Guardianes de la Constitución, organismo que supervisa el proceso electoral, tanto legislativo como presidencial a partir del artículo 99 de la Constitución de la República. Este Consejo de Guardianes consta de 12 miembros. Seis clérigos designados directamente por el líder de la Revolución Islámica y seis juristas que son propuestos por el Poder Judicial y que son sometidos a la aprobación del Parlamento. El Ministerio del Interior es la entidad que realiza las elecciones.
Además de las elecciones presidenciales, se llevarán a cabo las de los Consejos Municipales, así como las de mitad de mandato de la Asamblea Consultiva Islámica (Mayles). El proceso en su conjunto es sumamente importante debido al clima hostil contra Irán, tanto de parte de Estados Unidos como de Israel. Asimismo hay muchas interrogantes sobre el papel del futuro nuevo mandatario en relación a Siria a la lucha contra el terrorismo que azota al Levante. De cualquier modo aun con las incertidumbres habituales frente a cada elección, es altamente probable que mantenga su postura antimperialista, antisionista y a favor de la paz, ya que esta visión permea la sociedad iraní desde sus cimientos, y los políticos al máximo nivel no son una excepción.
Restan pocos días para que la República Islámica de Irán tenga nuevos comicios presidenciales, los cuales redundarán en la soberanía ganada en 1979 cuando rompió las cadenas que lo ataban al imperialismo por intermedio del servilismo de Mohammad Reza Pahlevi, último Sha de la antigua Persia, para comenzar un camino independiente y solidario con las causas justas del mundo, en particular las de Medio Oriente, como el derecho del pueblo palestino a una Patria.
Para esta contienda electoral del 19 de mayo hay una lista de candidatos entre los que sobresalen, el actual mandatario, Hasan Rohani, quien aspira a reelegirse y quien goza de una amplia simpatía popular dados los altos niveles alcanzados por la economía iraní, así como por haber sido uno de los principales artífices del acuerdo nuclear con las potencias occidentales, China y Estados Unidos, el cual redujo el peso de las sanciones que estrangulaban el país y dio inicio a una apertura de Irán al mundo, una medida apoyada por una gran parte de la población.
Su candidatura es avalada por muchos de los líderes religiosos iraníes quienes califican a Rohaní como una excelente propuesta ideológica. Sin embargo, este voto de los guías espirituales no es homogénea ya que algunos se decantan por el radicalismo del ex presidente Mahmoud Ahmadinejad, hombre sumamente competente pero con un lenguaje un tanto extremo según consideraciones de analistas occidentales, pero que tuvo un amplio respaldo interno durante su gestión a partir de su antimperialismo y su antisionismo. Y precisamente esa condición es la que lo avala ante el electorado nacional en tiempos de suma beligerancia de la actual Casa Blanca.
Habría que ver si la militancia de Ahmadinejad es lo suficientemente contundente como para seducir al electorado joven de las ciudades, el que aspira a un mejor nivel de vida, a lograr y mantener estabilidad económica y poder acercarse más e interactuar con el resto del mundo. Aristas garantizadas por Rohani en su desenvolvimiento al frente de la nación persa, a pesar de un considerable por ciento de desempleo, en particular el juvenil.
Ahmadineyad es doctor en Ingeniería de transportes y Planificación urbanística, ocupó la Presidencia durante dos términos, de 2005 a 2013, precedido por Mohamed Jatamí y más tarde sucedido por Hasán Rohaní. En Irán representa al hombre de origen humilde que triunfa en lo más alto, lo que le confiere un importante apoyo popular, y se le recuerdan éxitos económicos como el recorte en subsidios, que facilitó cierto crecimiento. Sin embrago, los expertos señalan a el actual presidente de 68 años, Hasan Rohani como el favorito para ganar las elecciones de mayo, aunque como todo proceso vivo en estas elecciones también pudiera haber sorpresas.
Rohaní sobresale por su moderación y voluntad de diálogo con Occidente. Pero para Fuaz Izadi, profesor de Estudios Internacionales de la Universidad de Teherán, esto no es suficiente. El analista manifiesta que “generalmente, en Irán, si aparece un líder que hace concesiones a los estadounidenses, como Jatamí, y estos no responden satisfactoriamente, como entonces lo hizo Bush, el siguiente que viene será un Ahmadineyad. Ahora nos encontramos con esta misma situación. Rohaní ha hecho concesiones, pero si no hay una transacción, si la gente no ve el resultado de este esfuerzo, los beneficios del acuerdo, hay un problema”.
Otro de los candidatos de la liza es Ebrahim Raisi, un discreto ex procurador general de Irán de 56 años, clérigo conservador, y según los grandes medios extranjeros el confidente del Ayatolá Ali Khamenei. Este candidato cuenta con el apoyo de varios líderes religiosos del país, pero en su contra se levanta el que carece de experiencia estratégica si bien es considerado un político honesto, algo sumamente valorado dadas repetidas denuncias de corrupción de cierto sector influyente en el quehacer nacional. Se manifiesta en la televisión y la radio estatales como amigo de los pobres.
Para la cadena noticiosa Detusche Welle, Raisi es el líder de la poderosa fundación Astan Quds Razavi, responsable de cuidar del santuario del Imam Reza, un lugar sagrado del chiismo, desde 2016, y su posición entre los conservadores es tan fuerte que incluso algunos lo consideran un posible sucesor para Khamenei.
Similar postura por una mayor transparencia de la gestión gubernamental la tenemos en otro de los candidatos: Esaq Jahngiri. A esa lista se les añaden: Mostafa Hashemitaba, Mostafa MirSalim y Mohammad Bagher Qalibaf, todos sin gran número de seguidores. Pero de ese universo el que más apoyo genera en las redes sociales es Qalibaf, quien cuenta con el respaldo casi generalizado de la población de Teherán, la capital, no obstante, fuentes consultadas sugieren que no tiene grandes posibilidades aun con el despliegue de publicidad a su favor.
Todos los aspirantes fueron aprobados por el Ayatolá Ali Khamenei, máximo líder de Irán, y por el Consejo de Guardianes de la Constitución, organismo que supervisa el proceso electoral, tanto legislativo como presidencial a partir del artículo 99 de la Constitución de la República. Este Consejo de Guardianes consta de 12 miembros. Seis clérigos designados directamente por el líder de la Revolución Islámica y seis juristas que son propuestos por el Poder Judicial y que son sometidos a la aprobación del Parlamento. El Ministerio del Interior es la entidad que realiza las elecciones.
Además de las elecciones presidenciales, se llevarán a cabo las de los Consejos Municipales, así como las de mitad de mandato de la Asamblea Consultiva Islámica (Mayles). El proceso en su conjunto es sumamente importante debido al clima hostil contra Irán, tanto de parte de Estados Unidos como de Israel. Asimismo hay muchas interrogantes sobre el papel del futuro nuevo mandatario en relación a Siria a la lucha contra el terrorismo que azota al Levante. De cualquier modo aun con las incertidumbres habituales frente a cada elección, es altamente probable que mantenga su postura antimperialista, antisionista y a favor de la paz, ya que esta visión permea la sociedad iraní desde sus cimientos, y los políticos al máximo nivel no son una excepción.
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