jeudi 18 mai 2017

Conjurar el fatalismo

Mucho por conquistar pero también esperanzas a partir del compromiso real de sus gentes
Por MARÍA VICTORIA VALDÉS RODDA


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Los kenianos han depurado la técnica de correr. (www.publico.es)
Los kenianos han depurado la técnica de correr. (www.publico.es)


Cada cierto tiempo la opinión pública mundial vibra con las hazañas de los africanos en su desempeño atlético. Y si al continente al que pertenecen se le asocia inevitablemente con tragedias y hambrunas, la acción competitiva tiende a redimirlo, pues varios de sus hijos brillan como pocos en la arena deportiva. ¿Cómo no entusiasmarse ante los maratonistas kenianos o etíopes? Genetistas europeos han intentado sin embargo, relacionar esas medallas de oro con supuestas condiciones sobrevaloradas sobre peculiaridades biológicas y menos asociadas a las difíciles condiciones de vida en África.
Si bien es cierto que los africanos son más ligeros, de modo que su relación estatura-peso es más favorable que la de otros atletas, la depurada técnica, resultado del conocimiento ancestral les ha enseñado a gastar menos oxígeno mientras corren, porque lo consumen más lentamente. Esto no solo se debe a un fenotipo. Sabido es que en África los habitantes están obligados a comer moderadamente desde niños producto del subdesarrollo, a lo cual se añaden las enormes distancias que deben recorrer a trote para llegar a las escuelas. O sea, atletas y entrenadores han logrado transformar lo que pudiera parecer un inconveniente, en una oportunidad.
Por lo tanto es una mezquindad intentar quitarles mérito a aquellos que lo dan todo en el terreno, principalmente porque el África de hoy se levanta con orgullo, dedicándole al deporte no solo arrojo, también recursos. Esta es una de las tantas muestras donde el estereotipo se impone tratando de marcar a un conglomerado humano con la fatalidad eterna. Por eso, a propósito del Día de África, 25 de mayo, esta mirada periodística más que concentrarse en las carencias, resaltará algunos logros de una región cuya emancipación de los años 70 de la pasada centuria, va dando frutos.
Potencialidades
La tercera parte de los recursos naturales del mundo y la mitad de las tierras cultivables están en África. Potencialidades enormes que, al canalizarse con manejos sostenibles, tarde o temprano se revertirán en una mayor bonanza. De hecho varias naciones del continente están rompiendo el ciclo de la agricultura de subsistencia e invirtiendo en infraestructuras y en procesos de industrialización para apoyar la evolución del sector con vistas a alcanzar economías potentes. África en su conjunto, genera al año 700 millones de toneladas de productos agrícolas, que le reportan 313 mil millones de dólares según el Banco Mundial. La agricultura contribuye al 15 por ciento de su riqueza a partir de su exportación.
Otra de las vías tradicionales para encauzar el bienestar es la venta de materias primas como los minerales. No obstante, la drástica caída de sus precios, más la ralentización del crecimiento de India y China, sus principales compradores, impuso rigores a las arcas africanas, pero, por otro lado, condicionó la búsqueda de alternativas; desde diversificación de la inversión extranjera hasta el impulso del turismo, renglón donde atesora reservas gracias a su soberbia diversidad geográfica, cultural y ambiental.
Los paneles solares procuran energía a muchos hogares. (www.hunting-tanzania.com)
Los paneles solares procuran energía a muchos hogares. (www.hunting-tanzania.com)
En este último aspecto cabe subrayar, que además de la naturaleza, el continente puede ofrecer ahora el agasajo de un moderno rostro. Las ciudades concentran 472 millones de personas. Cuenta con excelentes ingenieros civiles y arquitectos. A ello se le suma que el 60 por ciento de la población africana tiene menos de 20 años, y más de la mitad vive en zonas urbanizadas, en donde dejan su entusiasmo e impronta creativa.
Jóvenes y ciencia   
La juventud es sumamente valorada por la Unión Africana (UA), la que decidió dedicarle este año jornadas de homenajes. Y aun cuando el mundo asiste a la diaria avalancha de inmigrantes de ese continente para sortear un mal vivir, producto de guerras e incorrectas políticas económicas y sociales, también es cierto que ya son millones los que deciden afincarse a sus raíces, persuadidos de que pueden tener un futuro, con perspectivas de empleo y educación.
Por supuesto esto no es homogéneo en toda la región, pero algunos países como Etiopía cuentan con 31 universidades formadoras de la intelectualidad. A nivel internacional es escaso el conocimiento sobre la ciencia hecha por y para los africanos. Anualmente se reúne el universo académico de África para debatir enfoques y proyectos pensados para el perfeccionamiento de sus países, con la aplicación de métodos novedosos: la biotecnología, la revolución energética con “inteligencia ecológica” (parques eólicos, paneles fotovoltaicos). Se experimenta en la pesca y la agricultura sostenibles (cuidado de los ecosistemas marinos, sistemas eficientes de riego y embalses de aguas), bases para la seguridad alimentaria.
Existen líderes africanos que asumen sus responsabilidades con estrategias y acciones específicas de innovación, y velan por las aspiraciones de los jóvenes, cantera del mañana. En ese sentido, Cuba siente orgullo porque contribuye como ninguna otra nación a la tan necesaria formación de ese capital humano. Nuestro Comandante en Jefe lo definió como un compromiso moral ineludible.
Fortalecer el nexo sur-sur es un imperativo si se desea encarar un porvenir diferente donde decir africano no implique automáticamente pensar en miseria y desesperación. Los préstamos preferenciales que aporta China permiten, por ejemplo, a algunos Estados aflojar o evitar el abrazo del FMI y del Banco Mundial. Todo respaldo es bienvenido: está en juego la supervivencia misma.
Tratarse como hermanos
Nigeria, el país africano más poblado con 182 millones de habitantes, tiene 44 millones con acceso a Internet. (www.knok.com/es)
Nigeria, el país africano más poblado con 182 millones de habitantes, tiene 44 millones con acceso a Internet. (www.knok.com/es)
Pero para que cada acción altruista rinda sus frutos es necesaria la estabilidad política. África ha comprendido que sus litigios se dirimen mejor con acuerdos, viendo los problemas desde las perspectivas autóctonas y no con recetas foráneas que solo conducen a peligros y a distanciamientos. Esta es una tendencia que se va imponiendo para zanjar cuestiones relativas a las finanzas y al comercio, y también a la democracia.
Y es aquí donde aparece otro de los estereotipos: el de las constantes guerras. Gradualmente, esta zona de gran concentración de riquezas, anheladas por el capital transnacional, ha aprendido a negociar. En 2017, de 55 países africanos solo ocho mantienen conflictos como Sudán del Sur o el complejo caso de Libia, resultado de la intervención occidental y yanqui. Hay consenso sobre las ventajas del entendimiento común y plural en lo étnico, lo religioso y lo cultural.
A pesar de estos logros, África debe mantenerse alerta ante el auge del terrorismo dentro de sus fronteras que unida a una intrusión externa, muy poco divulgada, y que atañe a los llamados países de la línea del frente: Angola, Mozambique, Namibia, Sudáfrica y Zimbabwe, hacen mella en la salvaguarda de la armonía. Se trata de programas subversivos dirigidos a los jóvenes y cuya esencia descansa en la injerencia de los Estados Unidos, Gran Bretaña y hasta de Israel, frente a la emancipación nacional con nuevo signo progresista. Entonces la construcción de un modelo más justo es interpretado como amenaza porque si en África la soberanía y la autonomía siguieran siendo banderas, el modelo extractivo y dependiente terminaría por caer.
Al sentirse dueño de su destino, y sabiendo que la paz y el avance social están estrechamente relacionados, el continente prioriza su devenir con enfoque humanista y panafricano. Es cierto que aún hay cuantiosas dificultades que vencer, pero la pregunta de cómo acabar con la pobreza cuenta ya con respuestas concretas, tendientes a dinamizar las medidas, asumiéndolas en su integralidad. Así Egipto, Etiopía, Mauricio, Nigeria, Zambia, junto a China perfilan soluciones a través de zonas económicas especiales. Además de avanzar con ayuda mundial –la poca que llega–, se requiere de extraordinario esfuerzo y voluntad política propios. Y África lo sabe.

María Victoria Valdés Rodda

 
María Victoria Valdés Rodda

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