mardi 8 août 2017


EL OPPORTUNISMO Y EL REVISIONISMO CONTRA EL SOCIALISMO

Contribución al debate en Cuba

Según Vladimir Lenin y Joseph Stalin                         dpaquet1871@gmail.com 

MONTREAL – “La filosofía del marxismo es el materialismo.  A lo largo de toda la historia moderna de Europa, y en especial en Francia a fines del siglo XVIII, donde se desarrollo la batalla decisiva contra toda la escoria medieval, contra el feudalismo en las instituciones y en las ideas, el materialismo se   mostro como la única filosofía consecuente, fiel a todo lo que enseñan las ciencias naturales, hostil a la superstición, a la mojigata hipocresía, etc. Por eso, los enemigos de la democracia empeñaron todos sus esfuerzos para tratar de “refutar”, y minar, difamar el materialismo y salieron en defensa de las diversas formas del idealismo filosófico, que se reduce siempre, de  una u otra forma, a la defensa o al apoyo de la religión.” (Lenin, V.I. Marx Engels Marxismo, Tres fuentes y tres partes integrantes del marxismo, Ediciones en lenguas extranjeras, Pekin, 1980, páginas 1-2). 

“El revisionismo salió aún peor parado en lo que se refiere a la teoría de la crisis y a la teoría de la bancarrota.  Sólo personas muy poco perspicaces y durante muy poco tiempo podían pensar en modificar los fundamentos de la doctrine de Marx bajo la influencia de algunos años de animación y prosperidad industrial.  Muy pronto la realidad se encargó de enseñar a los revisionistas que las crisis no eran cosa del pasado: la prosperidad fue seguida por la crisis.  Cambiaron las formas, la sucesión, el cuadro de las distintas crisis pero éstas seguían siendo parte integrante, inevitable, del régimen capitalista.  Mientras unifican la producción, los cártels y trusts, simultáneamente, y en forma visible para todos, agravan la anarquía de la producción, la inseguridad de la vida del proletariado y la opresión del capital, agudizando así las contradicciones de clase en grado sin precedentes.  Los modernos, gigantescos trusts ponen en evidencia, de modo bien palpable y en inmensas  proporciones, que el capitalismo marcha hacia la bancarrota, tanto en el sentido de las crisis políticas y  económicas aisladas como en el del  hundimiento completo de todo el régimen.” (Lenin, V.I., Marxismo y revisionismo, Ediciones en lenguas extranjeras, Pekin, 1980, página 5).

“El carácter inevitable del revisionismo está determinado por sus raíces de clase en la sociedad actual.  El revisionismo es un fenómeno internacional.” (Ibidem, página 7).

“Es un planteo recurrente acusar a Stalin del burocratismo que efectivamente se fue extendiendo en el partido  y el Estado.  Stalin no fue un burócrata en ninguno de los momentos de su vida, todo lo contrario, su dinamismo se expresó siempre en el contacto directo  con la base del partido y con las masas, el mismo fue uno de los dirigentes de los Soviets antes de la revolución.  Toda subida estuvo en la acción. El burocratismo es un fenómeno social, una atrofia surgida en la administración burguesa (recordemos que una buena parte de la administración bolchevique hubo de recurrir a los viejos funcionarios zaristas) que penetra en las filas revolucionarias, en el interior del partido, en el seno del Estado.  El burocratismo, efectivamente se hizo presente en la vida del Estado Socialista, contagió a no pocos militantes y dirigentes.  Las responsabilidades del poder se transformaron en  unos casos, en pequeñas  y grandes prebendas que fueron creando una casta de burócratas que entorpecían el funcionamiento del partido y de la administración estatal, que separaban al partido de las masas.  Stalin no fomentó el  burocratismo pero efectivamente no tuvo ni la capacidad ni la experiencia para extirparlo.  Varias ofensivas de carácter ideológico destinadas a erradicarlo se sucedieron, precisamente, por iniciativa de Stalin.  La educación política, la lucha ideológica, la vigencia de la democracia en el partido, las elecciones partidarias fueron expresiones de la lucha de los comunistas contra el burocratismo.  No pueden descartarse como inservibles.  Dieron resultados, permitieron, entre otras cosas, el curso ascendente de las realizaciones sociales y materiales de la dictadura del proletariado, la depuración ideológica, política y orgánica del partido y del Estado, el arrinconamiento y expulsión de varios grupos de oportunistas y traidores.  Más, efectivamente, no lograron erradicar el burocratismo y el oportunismo.  Varios oportunistas y traidores esquivaron la lucha ideológica y se agazaparon.  Volverían más tarde, luego de la muerte de Stalin.  Está claro que el  burocratismo es un edema ideológico que renace persistentemente y que es necesario  un combate incesante y hasta las últimas consecuencias.  Stalin no propicio el burocratismo, más bien fue una  de sus víctimas.” (Miranda, Pablo, Stalin, Partido Comunista Marxista-Leninista de Ecuador, 2012).

“No hay que olvidar que entre Marx y Engels, de una parte, y Lenin, de otra, media todo un periodo de dominio indiviso del oportunismo de la II Internacional, la lucha implacable contra el cual no podía menos de ser una de las tareas más importantes del leninismo.” (Stalin, J.V., Los fundamentos del leninismo, Ediciones en lenguas extranjeras, Pekin, 1977, Reimpreso en los Estados Unidos de América,  2010, página 3)

“La teoría es la experiencia del movimiento obrero de todos los países, tomada en su aspecto general.  Naturalmente, la teoría deja de tener objeto cuando no se halla  vinculada a la práctica revolucionaria, exactamente del mismo modo que la práctica es ciega si la teoría revolucionaria no alumbra su camino.  Pero la teoría puede convertirse en una formidable fuerza del movimiento obrero si se elabora en indisoluble ligazón con la práctica revolucionaria, porque ella, y sólo ella, puede dar al movimiento seguridad, capacidad para orientarse y la comprensión de los vínculos internos entre los acontecimientos que se producen en torno nuestro; porque ella, y sólo ella, puede ayudar a la práctica a comprender, no sólo cómo se mueven y hacia dónde deben moverse y hacia dónde deben marchar en un futuro próximo. (…) Quizá la expresión más clara de la alta importancia que Lenin otorgaba a la teoría, sea el hecho de que fuera precisamente él quien asumió e cumplimiento de una tarea tan grande como la de sintetizar, desde el punto de vista de la filosofía materialista, los más importantes adelantos de la ciencia en el periodo comprendido desde Engels hasta Lenin y de someter a  profunda crítica las tendencias antimaterialistas entre los partidarios del marxismo.” (Ibidem, páginas 3, 19-20).

“El Partido (comunista) es la forma superior de  organización de clase del proletariado. Esto no quiere decir, naturalmente, que las organizaciones sin-partido, los sindicatos, las cooperativas, etc., deban estar formalmente subordinadas a la dirección del Partido.  Lo que hace falta es, simplemente, que los miembros del Partido que integran estas organizaciones, en las que gozan de indudable influencia, empleen todos los medios de persuasión para que las organizaciones sin-partido se acerquen en el curso de su trabajo al partido del  proletariado y acepten voluntariamente la dirección política del éste. Por eso, Lenin dice que el Partido es “la forma superior de unión de clase de los proletarios”,  cuya dirección política debe extenderse a todas las demás formas de organización del proletariado. Por eso, la teoría oportunista de la “independencia” y de la “neutralidad” de las organizaciones  sin-partido, que produce parlamentarios independientes y publicistas desligados del Partido, funcionarios sindicales de mentalidad estrecha y cooperativistas imbuidos de espíritu pequeñoburgués, es completamente incompatible con la teoría y la práctica del leninismo.” (Ibidem, página 104).

“… Grupos pequeñoburgueses penetran de un modo o de otro en el Partido, llevando a éste el espíritu de vacilación y de oportunismo, el espíritu de desmoralización y de incertidumbre.  Son ellos, principalmente, quienes constituyen al  fuente del  fraccionalismo y de la disgregación, la fuente de la desorganización y de la labor de destrucción del Partido desde dentro.  Hacer la guerra al imperialismo teniendo en la retaguardia tales “aliados”, es verse en la situación de gente que se halla entre dos fuegos, tiroteada por el frente y por la retaguardia.  Por eso, la lucha implacable contra esto elementos, su expulsión del  Partido es la condición previa para luchar con éxito contra el imperialismo.” (Ibidem, página 109).

 

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