Tesis del Comité Central del Partido Comunista de México sobre el centenario de la Gran Revolución Socialista de Octubre
1.- Hace cien años, el 7 de Noviembre de 1917 (25 de Octubre según el viejo calendario) triunfó la Gran Revolución Socialista de Octubre, derrocando al poder burgués e instalando el poder obrero, lo que abrió una nueva época en la historia de la humanidad y de la lucha de clases, la transición del capitalismo al socialismo-comunismo.
2.- Con excelente precisión, sincronización, con disciplina y heroicidad, el proletariado, organizado y dirigido por el Partido Comunista Bolchevique tomó el poder, para poner fin a la guerra imperialista, buscar la paz, socializar los medios de producción, entregar la tierra a los campesinos, liberar a las nacionalidades oprimidas, construir una vida mejor. La insurrección es un arte, escribió Lenin en las Cartas desde Lejos, retomando las enseñanzas de Marx sobre La Comuna de París; y, escribiendo páginas brillantes, el proletariado, dirigido por el Comité Militar Revolucionario, adjunto al Comité Central del Partido Comunista Bolchevique, conmovió y cambió al Mundo, cimbrándolo hasta sus cimientos al tomar el Palacio de Invierno, las principales guarniciones, centros de comunicación y medios de producción. Desde el Smolny latía el corazón de la nueva época histórico-universal del socialismo-comunismo, cuyo parto fue anunciado por los cañonazos del buque Aurora. Los sepultureros del capitalismo organizados en su Partido Comunista, anunciaron así el principio del fin de la oprobiosa explotación del trabajo asalariado. La clase obrera rompía sus cadenas y se convertía en sepulturera de la explotación.
3.- Como heredera y continuadora de las luchas proletarias que bajo la bandera del Manifiesto del Partido Comunista se libraron con las revoluciones de 1848 en Europa y de la Comuna de París en 1871, emergió la Revolución Proletaria de 1917, resultado también de la experiencia de la clase obrera y su partido comunista en las Revoluciones de 1905 y Febrero de 1917.
4.- Con la Gran Revolución Socialista de Octubre se produjo un viraje radical en el otrora imperio ruso, en toda Europa y en el Mundo. Se abrió una nueva etapa en la Historia. Por primera vez una sociedad donde el poder es ejercido por la mayoría en su propio beneficio; a diferencia de toda experiencia histórica anterior donde una clase dominante caduca y reaccionaria era desplazada por una nueva clase dominante, ahora eran los dominados, los oprimidos, los explotados, la clase obrera la arquitecta de su destino, emancipándose y emancipando. Por primera vez no es una minoría, no son los ricos, no son únicamente los cultos, sino la verdadera masa, la inmensa mayoría de los trabajadores quienes crean por si mismos una vida nueva, quienes resuelven con su propia experiencia los dificilísimos problemas de la organización socialista. Como explica F. Engels: “todas las revoluciones –anteriores- se habían reducido al derrocamiento y sustitución de una determinada dominación de clase por otra; pero todas las clases dominantes anteriores solo eran pequeñas minorías, comparadas con la masa del pueblo dominada. Una minoría dominante era derribada, y otra minoría empuñaba en su lugar el timón del Estado y amoldaba a sus intereses las instituciones estatales”[1]
La Revolución de Octubre es una Revolución Socialista; una Revolución de carácter socialista, dirigida por la clase obrera, que dejó de ser clase en sí, convirtiéndose en clase para sí. Fue engendrada por el desarrollo del capitalismo, que mostró así sus límites históricos. Vladimir Ilich Lenin, el jefe del proletariado revolucionario internacional escribió sobre ello así: “La guerra imperialista es la víspera de la revolución socialista. Ello no sólo se debe a que la guerra engendra, con sus horrores, la insurrección proletaria –pues no hay insurrección capaz de instaurar el socialismo, si no han madurado las condiciones económicas para él- sino a que el capitalismo monopolista de Estado es la preparación material más completa para el socialismo, su antesala, un peldaño de la escalera histórica entre el cual y el peldaño llamado socialismo no hay ningún peldaño intermedio.”[2]
La cosmovisión científica del proletariado, las ideas del socialismo científico, elaboradas por Marx y Engels, enriquecidas cualitativamente por Lenin, demuestras contundentemente la inevitabilidad histórica de las Revoluciones Socialistas, en una parte debido a que las fuerzas productivas rebasan los estrechos diques de la sociedad capitalista en que la minoría capitalista se apropia del trabajo y las riquezas producidas por la inmensa mayoría; por otra parte a que las condiciones de vida de la clase obrera la empujan necesariamente a la revolución social.
La transformación del capitalismo de la librecompetencia en capitalismo de los monopolios, estudiada por Lenin y los bolcheviques, y expresada en la teoría del imperialismo como fase superior y última del capitalismo, permitió al partido revolucionario del proletariado redactar un programa científico y una estrategia revolucionaria para la toma del poder. El programa y estrategia de los comunistas bolcheviques refutaba la posición de la II Internacional, de revisionismo del marxismo practicado por la socialdemocracia reformista. Frente al gradualismo, al parlamentarismo, a la colaboración de clases, los bolcheviques rescataron al marxismo de las deformaciones y tergiversaciones de Bernstein, Kautsky, los “marxistas legales”, entre otros, restableciéndolo como ideología revolucionaria de la clase obrera en la lucha contra el capitalismo y por el socialismo. En Materiales sobre la revisión del programa del partido, Lenin establece las consideraciones que dan lugar a las nuevas bases programáticas de los comunistas una vez que el capitalismo se ha convertido en capitalismo de los monopolios, en imperialismo:
“El capitalismo mundial ha llegado, actualmente, más o menos desde principios del siglo XX, a la fase del imperialismo. El imperialismo o la época del capital financiero es la economía capitalista tan altamente desarrollada en la que las uniones monopolistas de los capitalistas –los sindicatos de industriales, los cártels y los trusts- han adquirido una importancia decisiva, el capital bancario de enorme concentración se ha fundido con el industrial, la exportación de capital a otros países se ha desarrollado en colosales proporciones, el territorio de todo el mundo está ya repartido entre los países más ricos y se ha iniciado el reparto económico del mismo entre los trusts internacionales.
En esta situación son inevitables las guerras imperialistas, es decir las que se libran por la dominación mundial, por la conquista de mercados para el capital bancario y para avasallar a los pueblos pequeños y débiles. Y, precisamente así, es la primera gran guerra imperialista de los años 1914-1917.
El grado extraordinariamente alto de desarrollo del capitalismo mundial en general; la sustitución de la libre competencia por el capitalismo monopolista; la preparación por los bancos y las uniones de capitalistas de un personal especial para la regulación social del proceso de producción y distribución de los productos; el aumento de la carestía y la opresión de la clase obrera por los monopolios y la complicación gigantesca de la lucha económica y política de dicha clase debidos al crecimiento de los monopolios capitalistas; los horrores, las calamidades, la ruina y el embrutecimiento engendrados por la guerra imperialista: todo esto hace que el actual grado de desarrollo del capitalismo signifique la era de la revolución socialista proletaria.
Esta era ha comenzado.
Únicamente la revolución proletaria, socialista, puede sacar a la humanidad del callejón sin salida creado por el imperialismo y las guerras imperialistas. Sean las que fueren las dificultades de la revolución y sus posibles reveses temporales y olas de contrarrevolución, es inevitable la victoria definitiva del proletariado.
Por eso se plantea en el orden del día de la época que vivimos, dadas las condiciones objetivas, la preparación inmediata del proletariado en todos los aspectos para la conquista del poder político a fin de llevar a cabo las medidas económicas y políticas que forman el contenido de la revolución socialista”
Resulta fuera de lugar, que cuando se ha cumplido un siglo de la elaboración teórica del marxismo-leninismo sobre el imperialismo, sobre el Estado, y del triunfo de la primera Revolución Socialista, existan dentro del movimiento comunista internacional quienes consideren necesario peldaños intermedios, etapas intermedias entre el capitalismo y el socialismo. Quienes eso plantean se asemejan programáticamente a los que integraban la II internacional y en un proceso similar a los que ocurrió con aquellos atraviesan por procesos de integración/absorción al sistema capitalista, convirtiéndose en defensores del orden burgués. En México, tenemos muy clara esta dolorosa lección histórica.: el Partido Comunista Mexicano, ya desde tempranas fechas había sido debilitado ideológica y orgánicamente por el oportunismo browderista y por las consecuencias del XX Congreso del PCUS sin embargo, fue la incomprensión del desarrollo del capitalismo en México, lo que lo orilló a la búsqueda de alianzas con un sector de la burguesía, así como a no resistir las presiones ideológicas, lo que lo llevó a su disolución en 1981, convertido primero en Partido Socialista Unificado de México, y que 7 años más tarde lo llevaría finalmente a mutar en un Partido de la reforma social, entregando el registro electoral, los bienes y el patrimonio histórico de 70 años de lucha comunista, al Partido de la Revolución Democrática (PRD), partido socialdemócrata, defensor del orden social capitalista.
Con lealtad al legado de la Gran Revolución Socialista de Octubre, el Partido Comunista de México efectuó entre su IV y V Congreso una reelaboración programática, en la que quedan superadas las concepciones reformistas de la vía mexicana al socialismo, de democracia nacional, democracia popular y alianzas con la” burguesía nacional”, una concepción sobre una etapa intermedia que imperó entre los comunistas de México por más de medio siglo, que nunca nos acercó al objetivo, pero si condujo a un proceso liquidador. El Partido Comunista de México, como partido marxista-leninista, considera que la Revolución Socialista es la tarea inmediata de la clase obrera, y para ello trabaja. Fiel al legado de la Gran Revolución Socialista de Octubre, el PCM trabaja para refutar como callejones sin salida a los llamados gobiernos progresistas o gobiernos de izquierda, o cualquier forma de gestión del capitalismo encubierta en fraseología y retórica, tal como “socialismo del siglo XXI”, “socialismo andino”, etc.
Ni el poder en manos de la clase obrera, ni los medios de producción socializados, ni la economía desarrollada de acuerdo a un plan central, nada de ello han dejado tras de sí los gobiernos de alianza pluriclasista llamados progresistas, tras dos décadas de ejercicio; todo lo contrario, la burguesía de cada uno de éstos países y sus socios internacionales vieron incrementadas sus ganancias, y se ha fortalecido invariablemente el poder de los monopolios. Ahora que sus economías capitalistas son golpeadas por la crisis capitalista, que la etapa expansiva de sus mercados naturalmente da paso a la etapa de crisis de sobreacumulación, tales gestiones socialdemócratas han abierto la puerta a otras formas de gestión burguesa, donde las conquistas de los trabajadores son recortadas, negadas, etc., donde el apoyo popular es socavado y disminuido al sobrevenir la desilusión, y dónde en lugar de elaborar estratégicamente para el derrocamiento del poder de la burguesía se lanzan consignas para aguardar otros años y presionar para el recuperar en otro gobierno socialdemócrata algo de lo perdido. En pocas palabras, la dictadura burguesa permanece intacta.
De ninguna manera apoyaremos a tales gestiones burguesas, denominadas progresistas; o “revolución”, ciudadana, bolivariana, del “socialismo del siglo XXI”; Revolución es la clase obrera en el poder, como lo enseña el marxismo-leninismo.
5.- En la misma dirección consideramos un equívoco para el accionar del PCM y de los partidos comunistas y obreros los llamados “frentes antineoliberales” que dan lugar a alianzas pluriclasistas que convertidas en gobiernos solo abren paso a gestionar de manera distinta el sistema capitalista en cuestiones no esenciales. Por ello el PCM se ha opuesto decididamente al documento programático y estratégico conocido como Consenso de Nuestra América que intentó ser presentado como programa de los partidos comunistas de América Latina, en el Encuentro de Lima de partidos comunistas y revolucionarios del año 2016; por las mismas razones el PCM se ha separado del Foro de Sao Paulo, un instrumento de la socialdemocracia; por ello el PCM lucha porque los Encuentros Internacionales de Partidos Comunistas y Obreros conserven sus características comunistas y no se transformen en difusos encuentros de izquierda.
La Gran Revolución Socialista de Octubre comprobó, como lo subraya el Manifiesto del 20 de Noviembre de 1994 -que dio paso a la reorganización del Partido Comunista de México- la viabilidad de la clase obrera para la toma del poder. El poder soviético y la construcción socialista en la URSS, demostraron lo innecesario de los parásitos capitalistas, lo innecesario de la clase burguesa, lo innecesario de la patronal, pues con la clase obrera al frente del nuevo Estado y de la economía, todo el proceso productivo continuó, las fabricas siguieron funcionando, y sobretodo mejoraron contundentemente las condiciones de vida de los trabajadores, se dieron pasos para la emancipación de la mujer, se aseguró con derechos sociales una mejoría admirable en la infancia, la juventud y la senectud; se elevó constantemente el nivel de educación, cultura, salud de la población. El poder obrero llevó a la URSS a convertirse en un país multinacional de gran desarrollo, demostrando la superioridad del socialismo sobre el capitalismo. El poder obrero y la construcción socialista demostraron que son lacras inherentes al capitalismo la opresión racial, la opresión de la mujer, el crimen, la guerra, y que la sociedad socialista con nuevas relaciones sociales, libera, emancipa y combate cualquier forma de opresión. Con la Gran Revolución Socialista de Octubre se demostró que las tesis del Manifiesto del Partido Comunista, y la obra teórica de Marx y Engels no eran una utopía, sino que la clase obrera puede tomar y ejercer el poder con la dictadura del proletariado.
La Gran Revolución Socialista de Octubre nos indica que el camino para la clase obrera, para los trabajadores de nuestro país y el Mundo, es prepararse para la toma del poder, y que el poder obrero es el camino viable para resolver los problemas a que nos enfrentamos de barbarie, guerra, hambre, miseria, desempleo, enfermedad, insalubridad, incertidumbre, analfabetismo, feminicidios, racismo, devastación ambiental, migración.
La Gran Revolución Socialista de Octubre demostró que el socialismo es superior al capitalismo. Hoy en el mundo capitalista la miseria persiste y se agrava, pues el 54 por ciento de la población mundial, 3,300 millones de personas viven con menos de dos dólares, de los cuales 1.200 millones sobreviven con menos de un dólar por día.
La insalubridad y la muerte por enfermedades son propias del capitalismo. Mientras los funcionarios del Fondo Monetario Internacionales, de los monopolios de las farmacéuticas y los Bancos Centrales abogan por recortes en la sanidad pública y por su mercantilización, 8,000 seres humanos mueren diariamente por enfermedades curables.
El hambre es una amarga realidad para 1,000 millones de personas que cada día se quedan sin alimento. Al mismo tiempo el gobierno de los EEUU ordena la destrucción de parte de sus cosechas para mantener los precios convenientes a sus monopolios agroindustriales; la Unión Europea destina millones de euros para destruir cosechas, para llevar a cabo su guerra comercial con Rusia.
La apropiación privada de la riqueza socialmente producida persiste y se agrava. En contraste con los miles de millones de personas que incrementan año con año las innumerables filas de la pobreza, la riqueza continúa generándose y acumulándose en las cuentas fabulosas de la plutocracia. La riqueza se concentra en los monopolios y la clase obrera de todos los países está condenada al hambre y la miseria, a continuar como una famélica legión.
La sobreexplotación se manifiesta y se acrecienta. Las ganancias de los monopolios están en crecimiento y son alimentadas cada día y cada minuto mediante la intensificación y la prolongación de la jornada de trabajo del obrero, mediante la desvalorización de la fuerza de trabajo de todas las categorías y todas las capas de los trabajadores. A la clase obrera se le repite todo el tiempo que debe trabajar más y sacrificarse.
Al iniciar la crisis en 2008 los monopolios lanzaron a millones de trabajadores a la calle, a buscar ocupar en masa el empleo que anteriormente ocupaba otro trabajador agravando las condiciones de explotación, peores salarios, sin estabilidad, sin prestaciones, etc.
La gran crisis de sobreacumulación de éste sistema vuelve a colocar a la humanidad en un periodo de barbarie y guerra. Además de la explotación del trabajo asalariado el capitalismo en crisis se dirige al conflicto entre centros imperialistas para acceder de manera preferencial a las materia primas, a los recursos estratégicos, para controlar las rutas comerciales, para encontrar salida y mercados para sus capitales.
El mundo de paz que prometía la dominación exclusiva del capitalismo no ha sido sino la preparación de una nueva conflagración interimperialista.
Los refugiados por guerras o persecuciones alcanzaron en 2015 la cifra record de 65.3 millones de personas. En su tránsito a través de mares, desiertos, selvas y carreteras, los refugiados se ven sometidos a innumerables tragedias e infamias. Ataques xenófobos, campos de concentración, depredación de las mujeres y niños, trabajo esclavo, golpes y vejaciones en las fronteras, etc., tal es el rostro de la humanidad bajo la transmutación de un sistema en total decadencia.
El capitalismo genera fenómenos tan monstruosos como la trata de personas, un reflejo de la trata de esclavos con la cual nacía de las entrañas del feudalismo. La trata de personas genera hoy en día aproximadamente 150,000 millones de dólares anuales. Mediante el tráfico de personas, trabajo forzado, endeudamiento que deviene en servidumbre, matrimonios forzados para el trabajo o explotación sexual con intercambio de dinero, etc., se estimó que para el 2016 existían 45.8 millones de personas en calidad de esclavos en todo el sentido de la palabra, una cifra que creció un siniestro 28% con relación al 2014. Toda esta infernal maquinaria tiene como objetivo obtener las máximas ganancias.
Otra expresión de la barbarie son los alarmantes y crecientes feminicidios que en México han alcanzado los 2,500 anualmente, donde principalmente las trabajadoras quedan a merced de ser violadas y asesinadas mientras que el Estado lo ignora, lo solapa, lo permite y concentra su fuerza policiaca en cuidar las inversiones de los monopolios.
Es claro que el capitalismo llegó a sus límites históricos, que es barbarie, guerra, muerte, sufrimiento, y que es necesario el socialismo-comunismo.
6.- Al considerar la vigencia y viabilidad de la cuestión de la conquista del poder y del poder obrero, como metas programáticas de los partidos comunistas, el PCM considera un deber la defensa del socialismo construido en el siglo XX y el posicionamiento correcto frente a las causas que posibilitaron la contrarrevolución que derrocó temporalmente al socialismo en la URSS y otros países socialistas.
El PCM ratifica lo aprobado en su IV Congreso en 2011, y compartido con otros partidos comunistas hermanos sobre la incompatibilidad de la construcción socialista con las relaciones mercantiles ya que son éstas últimas las que abren la puerta a la contrarrevolución. Nada tiene que ver con la Gran Revolución Socialista de Octubre teorías como la del “socialismo de mercado”, ni la renuncia a cualquiera de las características de la construcción socialista, a saber: poder obrero, control obrero, socialización de los medios de producción concentrados y planificación de la economía. Observamos con preocupación las medidas que se alejan de esa dirección en los países socialistas, así como en la base ideológica de los partidos comunistas en el poder; en el caso de la República Popular de China es constatable el predominio de las relaciones capitalistas, en otros países socialistas se camina sobre una línea donde se abren las puertas a la contrarrevolución.
7.- La Gran Revolución Socialista de Octubre no hubiese sido posible sin la existencia del partido comunista bolchevique y el partido comunista bolchevique no hubiese conquistado su lugar de vanguardia sin la teoría revolucionaria del proletariado: el marxismo-leninismo. El rol de los partidos comunistas no tiene sustituto alguno, ni por los movimientos, ni frentes, o por formaciones políticas de distinta naturaleza. Un partido comunista se define por su carácter de clase, por las normas leninistas de organización que conforman el centralismo democrático, por su base ideológica, por su unidad ideológica, programática y organizativa, por su adhesión incondicional al internacionalismo proletario. La base ideológica de cualquier partido comunista se sustenta en el materialismo dialéctico, materialismo histórico, economía política, socialismo científico. Partido comunista que no resiste la presión del enemigo de clase sobre sus elementos de identidad comunista inicia un proceso de corrosión/disolución. El PCM considera la lucha contra el oportunismo, el revisionismo y el reformismo, elementos consustanciales a su existencia. El PCM siguiendo el ejemplo de los bolcheviques y la Gran Revolución Socialista de Octubre defiende su naturaleza clasista, revolucionaria e internacionalista. En los últimos años hemos tenido una polémica cerrada con aquellas teorías que atacan el rol de la clase obrera, su centralidad en la economía y en la política, que hablan de los sujetos emergentes, de nuevas subjetividades de nuevos sujetos políticos, con todos aquellos que nos tachan de dogmáticos por situarnos claramente en las posiciones filosóficas, ideológicas, económicas, políticas y organizativas del marxismo-leninismo. Refutamos la llamada “teoría crítica”, la “latinoamericanización” del marxismo, la renuncia al leninismo, la renuncia a la dictadura del proletariado.
El PCM concuerda con la vigencia de las ideas comunistas marxistas-leninistas frente al trotskismo, el bujarinismo y otras manifestaciones mencheviques, como el centrismo que ondea las banderas de la unidad ecléctica, y las confrontará en México y en el movimiento comunista internacional.
La Gran Revolución Socialista de Octubre comprobó el enriquecimiento de la teoría de marxismo por Lenin, y la justeza de que la cosmovisión científica de la clase obrera se denomine marxismo-leninismo, el marxismo de la época del imperialismo y de las revoluciones proletarias. Y el papel indispensable de la teoría en el Partido y en la Revolución. La obra de Lenin, la obra teórica del marxismo-leninismo son la herramienta invaluable del PCM y su juventud comunista, la FJC, en la lucha para organizar y conscientizar a la clase obrera, para fusionar al movimiento obrero con el socialismo científico.
Por la misma razón el PCM se posiciona en defensa de la verdad histórica y contra los ataques a los bolcheviques, a Lenin, a Stalin, a Zdhanov. Toda la mentira negra, la calumnia de los centros reaccionarios, no impedirá que más temprano que tarde la clase obrera y las nuevas generaciones de comunistas evalúen correctamente la contribución del conjunto del Partido Comunista Bolchevique, de la Internacional Comunista, y de todos los grandes revolucionarios proletarios.
8.- El Partido Comunista de México considera que el mejor homenaje a la Gran Revolución Socialista de Octubre en su primer centenario es trabajar, redoblando esfuerzos, por el derrocamiento del capitalismo en México y por la construcción del socialismo-comunismo. Por lo que es un deber fortalecer sus filas y las de la FJC.
Por lo que seguiremos adelante con nuestro Plan Estratégico para la Toma del Poder, continuaremos con los esfuerzos por fortalecer las filas del Partido Comunista y de la FJC, nuestros órganos dirigentes centrales, intermedios, células y militantes, concentrando esfuerzos de crecimiento y penetración en los corredores industriales estratégicos, en las ciudades decisivas de la lucha de clases, en los sindicatos, continuaremos tendiendo los puentes y las alianzas para expresar el Frente Anticapitalista, Antimonopolista , tendiendo a elevar los reflejos y las capacidades de lucha de las masas proletarias, en acumular la influencia, la infraestructura, la capacidad organizativa y todo lo necesario para el momento de la insurrección, de la Revolución Socialista en México: la cita del PCM con la Historia.
Trabajaremos para que el movimiento comunista internacional supere sus dificultades, contribuyendo a la elaboración de una estrategia común frente al capitalismo en su fase imperialista. Ello pasa por fortalecer un polo de partidos marxistas-leninistas y a la Revista Comunista Internacional, e implica prepararse en pasos más decididos en lo cualitativo.
9.- La Gran Revolución Socialista de Octubre fue atacada por diversas expresiones burguesas, desde el liberalismo, la socialdemocracia, hasta el fascismo. En la preparación y consumación de la contrarrevolución en la URSS han tenido un papel de primer orden expresiones anti-comunistas como el trotskismo, el anarquismo y el nihilismo, las organizaciones y partidos de los distintos matices maoístas, el academicismo burgués y pequeño burgués, los ‘comunistas de izquierda’ y revisionistas de todo tipo como los euro-comunistas. No se trata de una cuestión intelectual menor, ni de pugnas entre ‘fracciones de la izquierda’. Las nociones de izquierda y derecha son ambiguas y estériles para analizar y afrontar la lucha de clases hoy en día. La Gran Revolución Socialista de Octubre, en su trayectoria, confirma el peligro del revolucionarismo pequeño burgués y de su afinidad con la burguesía y los centros imperialistas.
10.- La Gran Revolución Socialista de Octubre, en su desarrollo y a pesar del derrocamiento temporal, hecha por la borda conceptos tales como el de ‘socialimperialismo’ que le fue adjudicado por el maoísmo. Este término en especial es un sin sentido, ajeno completamente a las nociones fundamentales de la economía política marxista. El cual no encuentra respaldo material en la práctica, pese a la existencia de las relaciones mercantiles y retrocesos en la construcción del socialismo-comunismo, en la URSS y respecto al campo socialista. Ahí donde se presentaron condiciones revolucionarias para la clase obrera y los pueblos, la URSS se situó del lado opuesto a los imperialistas y codo a codo con los revolucionarios del mundo. Así se puso en marcha la revolución social y anti-colonial en los países asiáticos, africanos y latinoamericanos. Aquellos que han levantado la calumnia del socialimperialismo han marchado política y militarmente con la reacción, la burguesía y los imperialistas. Aquellos que han lanzado contra la construcción socialista en la URSS el epíteto del socialimperialismo han quedado hermanados para siempre con el nacionalismo, la fraseología revolucionaria, la tarea de desunión, erosión y liquidación del movimiento comunista internacional.
11.- Por diversos motivos, la Gran Revolución Socialista de Octubre jugó un papel fundamental para ampliar y profundizar los derechos de los trabajadores incluso fuera de las fronteras de la URSS y el campo socialista, en los propios países capitalistas. Tales derechos se han visto conculcados con la contrarrevolución. Hay una relación dialéctica entre el avance del socialismo en la URSS y el avance de los derechos y conquistas de la clase obrera internacional.
12.- La experiencia de la Gran Revolución Socialista de Octubre indica que la propiedad privada de los medios de producción y de cambio debe ser abolida y desterrada material e ideológicamente en todo intento de construcción socialista. La expresión más pequeña de propiedad engendra capitalismo y contrarrevolución. Además, esclareció históricamente el papel de los aliados, así como el carácter progresista y/o revolucionario de las diferentes clases y sectores de clase. Pauta fundamental para la construcción de un inmenso acervo político e ideológica para la continuidad intergeneracional de la lucha de clases por el socialismo-comunismo.
13.- Sin la Gran Revolución Socialista de Octubre no se hubiera contado con un respaldo material, económico, político y cultural firme para una cultura comunista mundial, una fraternización internacional militante de todas las clases obreras y la existencia misma de la III Internacional Comunista y, posteriormente, el germen de su posible continuidad: la Kominform. El Partido Comunista en nuestro país es hijo directo de la Gran Revolución Socialista de Octubre, desde su primera actuación en 1919, como de su continuidad a partir de 1994.
14.- Hereda la enseñanza de que la contrarrevolución burguesa sólo puede ser detenida, revertida y aplastada por la clase obrera y los sectores populares bajo una perspectiva anti-monopolista y anti-capitalista. Que incluso los derechos más elementales del ser humano y los trabajadores, los que suelen tipificarse o entenderse como derechos humanos democrático-burgueses, son irrealizables o imposibles de profundizar y conservar en sociedades donde existan y donde predominen las relaciones mercantiles, en los países con una u otra gestión capitalista. Que la burguesía es una clase contra-revolucionaria a la cual la clase obrera no puede aliarse, independientemente de que se trate de una fracción de ella con tal o cuales características políticas e ideológicas. Las tareas mismas de la independencia y la soberanía sólo pueden consumarse con una sociedad socialista-comunista. La clase obrera es la única clase que une porvenir, humanidad y progreso.
15.- La Gran Revolución Socialista de Octubre y la historia de sus relaciones socialistas, dentro y fuera de las fronteras multinacionales de la URSS, demuestran que es posible otro tipo de relaciones del ser humano consigo mismo, con los demás y con la naturaleza.
16.- Los problemas candentes en el mundo y en Rusia, que llevaron a la clase obrera a la disyuntiva de tomar el poder en sus manos o sacrificarse por sus amos, tienen reflejo en el mundo y en el México de hoy, por ser esencialmente el mismo periodo histórico, el periodo del imperialismo, de las guerras imperialistas y de las revoluciones proletarias. Hoy como ayer los problemas tienen su solución para la clase obrera con su ascenso como clase en el poder, hoy como ayer las revoluciones proletarias son la solución radical y necesaria.
17.- Igualmente, en México obtener el poder estatal para la clase obrera y el control sobre los medios de producción que hoy están en manos de los monopolios supondrían la base para la transformación radical de nuestra sociedad y la solución para los grandes problemas que enfrentamos hoy.
La clase obrera en nuestro país tiene el ejemplo de la Gran Revolución Socialista de Octubre, de los bolcheviques y de las y los obreros revolucionarios de Rusia, pues ellos tomaron el poder y las fábricas, construyeron un mundo nuevo que para los trabajadores significa libertad, la libertad de acabar el desempleo, la libertad de la cual no gozan los miserables de hoy que no cuentan con educación, alimento y vivienda garantizada como si contaban los ciudadanos de la URSS, la libertad de caminar por las calles sin la criminalidad como la conocen los habitantes del mundo capitalista, la libertad de cumplir sueños largamente ansiados por la humanidad como lo fue iniciar la conquista del espacio, la erradicación de enfermedades, la alfabetización completa de la población, etc.
La tierra no deja de girar, la aurora no cesa aún de seguir a la penumbra, la vida de lo que ha vivido da paso con su muerta a nueva vida, y en la historia de la humanidad el capitalismo que ha tenido principio ha de tener un fin, el socialismo sigue al capitalismo pues hemos de luchar por ese futuro de civilización frente a la barbarie de lo que hoy se derrumba.
18.- El Partido Comunista de México honra a la Gran Revolución Socialista de Octubre, inspirado en ella, abrevando de sus enseñanzas, aprendiendo de su lección, busca continuar su camino, para llevar a la clase obrera de México al poder y construir el socialismo-comunismo, para mantener en alto la bandera del internacionalismo proletario y junto a los partidos comunistas luchar sin descanso hasta conquistar un mundo nuevo y socialista.
¡Proletarios de todos los países, uníos!
El Comité Central del Partido Comunista de México
[1] Engels, F; Introducción de 1895 a la obra de Marx “La lucha de clases en Francia de 1848 a 1850”.
[2] Lenin, V.I.;
La catástrofe que nos amenaza y como combatirla.
Aucun commentaire:
Enregistrer un commentaire